La ex primera dama fue en su periodo en la Casa Blanca una activa aliada política de Jimmy Carter, ahora en cuidados paliativos con 99 años La ex primera dama de Estados Unidos Rosalynn Carter, mujer de Jimmy Carter, ha fallecido este domingo 19 de noviembre a las 14.10 horas en su casa de Plains, Georgia, a la edad de 96 años, según ha informado el Centro Cárter en un comunicado. “Murió en paz, con su familia a su lado”, dice la nota, que la describe como “apasionada defensora de la salud mental, los cuidados y los derechos de la mujer“. Con gran instinto político, fue una primera dama activista, que tomó partido por diversas causas y que participaba en las reuniones del gabinete, hasta el punto de que se ganó el apodo de “copresidenta”. “La primera dama Rosalynn Carter siguió su propio camino, inspirando a una nación y al mundo”, han dicho el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, a través de un comunicado.
Rosalynn Carter estuvo casada 77 años con Jimmy Carter, 39º presidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz en 2002, que ahora tiene 99 años y es el presidente de Estados Unidos que ha alcanzado mayor edad. El expresidente lleva desde febrero en cuidados paliativos, pero ha acabado sobreviviendo a su mujer, que se sometió a los mismos esta semana. Rosalynn Carter, que padecía demencia desde hace meses, ha sido la segunda primera dama más longeva del país, solo por detrás de Bess Truman, que murió en 1982 a los 97 años.
Eleanor Rosalynn Smith nació en Plains (Georgia) el 18 de agosto de 1927.
Fue la mayor de cuatro hermanos. Su padre murió cuando ella era pequeña, por lo que asumió gran parte de la responsabilidad de cuidar de sus hermanos cuando su madre se puso a trabajar a tiempo parcial. Ella misma estuvo trabajando mientras estudiaba y, aun así, se graduó como la mejor del instituto.
Jimmy y Rosalynn se conocían de toda la vida. Fue la madre de Jimmy, la enfermera Lillian Carter, quien ayudó a dar a luz a Rosalynn. Él se marchó a la Academia Naval de Annapolis (Maryland) cuando ella aún estaba en el instituto pero se hicieron novios muy jóvenes y se casaron cuando ella tenía solo 19 años.
“Rosalynn fue mi compañera en igualdad de condiciones en todo lo que logré”, ha dicho el expresidente Carter en el comunicado. “Me dio sabios consejos y ánimos cuando los necesité. Mientras Rosalynn estuvo en el mundo, siempre supe que alguien me quería y me apoyaba”, ha añadido.
No era una primera dama cualquiera. A diferencia de la mayoría de sus antecesoras, asistía a las reuniones del Gabinete y se pronunciaba sobre cuestiones controvertidas. Carter la envió de viaje a América Latina para decir a los dictadores que hablaba en serio sobre los derechos humanos.
Estaban tan unidos que algunos ayudantes de la Casa Blanca se referían a ella en privado como la “copresidenta”. Ambos cofundaron el Centro Carter al dejar la Casa Blanca y han continuado su labor en él durante cuatro décadas.
Junto a su marido, a Rosalynn le sobreviven sus hijos (Jack, Chip, Jeff y Amy), 11 nietos y 14 bisnietos. Un nieto falleció en 2015. “Además de ser una madre amorosa y una extraordinaria primera dama, mi madre fue una gran humanitaria por derecho propio”, ha dicho Chip Carter. “Su vida de servicio y compasión fue un ejemplo para todos los estadounidenses. La echaremos mucho de menos no solo nuestra familia, sino también las muchas personas que hoy en día tienen una mejor atención de salud mental y acceso a recursos para el cuidado”.
La Casa Blanca ha emitido un sentido comunicado del actual presidente, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden. “Una y otra vez, durante las más de cuatro décadas de nuestra amistad, a través de los rigores de las campañas, a través de la oscuridad de la pérdida más honda y profunda, siempre sentimos la esperanza, la calidez y el optimismo de Rosalynn Carter. Siempre estará en nuestros corazones”, dicen.
“A lo largo de su increíble vida como primera mama de Georgia y primera dama de Estados Unidos, Rosalynn hizo mucho por atender muchas de las mayores necesidades de la sociedad. Fue una defensora de la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres y las niñas; una defensora de la salud mental y el bienestar de todas las personas; y una defensora de los cuidadores, a menudo invisibles y no compensados, de nuestros hijos, seres queridos ancianos y personas con discapacidad”, señalan en su comunicado.