José Pablo Moncayo García fue un músico y compositor mexicano, cuyas obras de talla internacional son interpretadas en los más prestigiados festivales contemporáneos. Oriundo de Guadalajara, Jalisco, Moncayo nació el 29 de junio de 1912 en el seno de una familia humilde; realizó sus estudios profesionales en composición en el Conservatorio Nacional de Música con los maestros Candelario Huízar y Carlos Chávez.
Pianista de profesión, debió laborar en diversas cafeterías, así como en algunas estaciones de radio para poder costear sus estudios. En 1931 tuvo la oportunidad de integrarse a la Orquesta Sinfónica de México, la cual estaba dirigida por su maestro Oscar Chávez; a petición expresa de éste fue que realizó su obra más representativa Huapango, tras una investigación realizada en el estado de Veracruz.
A la edad de 29 años, Moncayo compuso su obra cumbre, la cual se interpretó por primera vez el 15 de agosto de 1941, en el Palacio de Bellas Artes.
Esta obra está inspirada en tres sones tradicionales veracruzanos: el Siqui sirí, El Balalú y Gavilancito.
Las sensaciones que Huapango produce en los escuchas, se relacionan con un ánimo de pertenencia cultural y de reconocimiento nacional; es por ello que a dicha obra se le ha catalogado como el segundo Himno Nacional de nuestro país, pues la pieza integra características inconfundibles de la música tradicional mexicana.
Para algunos críticos, el brillo de Huapango fue tan imponente que terminó por eclipsar el resto de sus obras, pero no por ello sus piezas dejan de ser exquisitas.
Moncayo hizo una importante aportación a la música clásica mexicana tanto por su ingenio creativo, como por el carisma de cada una de sus composiciones, entre las que destacan: Amatzinac, Penatori, Canciones de mar, Sonata para viola, Sinfonía, Sinfonetta, Homenaje a Cervantes para dos Oboes, entre muchas otras.
Juan Pablo Moncayo murió a la temprana edad de 46 años; el 16 de junio 1958.
Fue de los primeros compositores mexicanos en realizar piezas para conciertos de sala, ya que en aquellos años únicamente se interpretaban clásicos europeos; su trabajo permitió que sus contemporáneos y las posteriores generaciones de compositores mexicanos se enfocaran en el desarrollo de una música nacional, que estuviera ligada a la cultura de nuestro país.