El 16 de diciembre es el aniversario del nacimiento de uno de los músicos y compositores más importantes de la historia: Ludwig van Beethoven, cuyo legado tuvo gran influencia en toda la música del siglo XIX. Se lo considera el último representante del Clasicismo vienés y exponente del Romanticismo.
Nació en 1770 en Bonn, Alemania, y su infancia no fue fácil. El padre del pequeño Beethoven estaba muy impresionado con Mozart, motivo por el cual deseaba que su hijo siguiese sus pasos. Movido por esa iniciativa, le enseñó piano, clarinete y órgano desde los primeros años.
Tal era su obsesión que por las noches despertaba a su hijo para que se levantase de la cama a tocar piano delante de conocidos. Eso lo volvía un niño cansado y poco sociable en la escuela. Además, su padre tenía adicción al alcohol y su madre esta frecuentemente enferma.
Quizá por esa formación temprana y obligada, el debut musical de Beethoven sucedió muy rápido. A los siete años realizó su primera
actuación frente a público y a los once publicó su primera composición.
Cuando tenía 17, encontró una vía de escape a la opresión paterna en su mecenas, el conde Ferdinand Von Waldstein, quien le auspició un viaje a Viena donde, aparentemente el joven Beethoven conoció a Mozart.