Carlos Gustavo de Suecia entregó los premios Nobel, a diez hombres y una mujer, durante una ceremonia en la que se glosaron sus logros, como las aportaciones a la inteligencia artificial, que tiene “aplicaciones revolucionarias”, pero necesita de normas, dijo la presidenta de la fundación Nobel, Astrid Söderbergh.
Los nuevos nobel recibieron de manos del rey la icónica medalla y el diploma durante una sobria ceremonia en la que los premiados se limitan a hacer un saludo al monarca, otro a los miembros de las academias que deciden los galardones y otro a público.
El acto, presidido por los reyes Carlos Gustavo y Silvia, junto a la princesa Victoria y su esposo, el príncipe Daniel, se celebró en la Sala de Conciertos de Estocolmo y comenzó con el discurso de Söderbergh.
“Aplicaciones revolucionarias”
La presidenta de la Fundación Nobel recordó los premios de este año, en los que se han distinguido trabajos pioneros en Física y Química directamente relacionados con la inteligencia artificial (IA) y, en el caso de Medicina, con la genética. Todos ellos “han dado lugar a aplicaciones revolucionarias”.
Pero “las consecuencias inimaginables que pueden quizás introducir las tecnologías genéticas y la inteligencia artificial solo pueden gestionarse en una colaboración internacional basada en normas y en la confianza”, destacó Söderbergh.
En esa línea habló Ellen Mons, de la Academia Sueca de Ciencias, al presentar a John Hopfield (EE.UU.) y Geoffrey Hinton (Reino Unido), premiados en Física por sus contribuciones fundamentales al desarrollo de redes neuronales artificiales, una de las bases de la IA.
Dichas redes son “poderosas herramientas” en el campo de la investigación y en la vida diaria -destacó-, pero es “nuestra responsabilidad colectiva garantizar que se usen de forma segura y ética”, añadió.
La presidenta de la Fundación se refirió, además, al Nobel de la Paz, entregado horas antes en Oslo a la organización japonesa Nihon Hindankyo, por su lucha contra las armas nucleares, y cuyo copresidente, Terumi Tanaka, se manifestó allí “apenado y furioso” porque se “amenace con romper el tabú nuclear”.
Södenbergh, por su parte, alertó de que hoy en día, las amenazas nucleares se expresan de nuevo “en relación con las guerras y los conflictos en los que participan potencias nucleares”.
El Nobel de la Paz, en Oslo
El Nobel de la Paz, que este año es para asociación japonesa Nihon Hidankyo, de supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, se ha entregado unas horas antes en Oslo, tal y como estableció en su testamento Nobel, que falleció el 10 de diciembre de 1896 en la localidad italiana de Sanremo.
La intensa prosa poética de Han Kang, que enfrenta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana, le ha dado a la escritora el Nobel de Literatura.
En la categoría de Física, recogerán el galardón John Hopfield y Geoffrey Hinton, por sus descubrimientos para el aprendizaje de las máquinas a través de redes neuronales artificiales.
El diseño computacional de proteínas le vale una mitad del Nobel de Química a David Baker, y la otra la comparten Demis Hassabis y John Jumper por predecir la estructura de las mismas.
Victor Ambros y Gary Ruvkun comparten en galardón de Medicina por el descubrimiento del microARN y el de Economía es para Simon Johnson, Daron Acemouglu y James Robinson, por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones económicas y políticas y cómo determinan la prosperidad de las naciones y las desigualdades entre ellas.
Cena de gala de los Premios Nobel 2024
Los premiados, que con su obra han “conferido el mayor beneficio a la Humanidad”, tal y como dejó estipulado Nobel para ser merecedor de los galardones, se llevarán un premio de 11 millones de coronas suecas (976.000 euros/1,1 millones de dólares) a repartir en cada categoría.
La celebración concluirá con una cena de gala a la que asistirán la familia real, los laureados y cientos de invitados en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo.