A sus 79 años, Mary-Clarie King, una destacada genetista estadounidense, ha sido galardonada con el premio Princesa de Asturias de Ciencia y Tecnología 2025. Reconocida por descubrir el gen BRCA1, relacionado con el cáncer de mama y de ovario, su trabajo ha transformado la comprensión del cáncer hereditario, desarrollando diagnósticos y herramientas de prevención a nivel global.
En lugar de patentar su descubrimiento, King lo compartió con la comunidad científica, permitiendo que clínicas de todo el mundo desarrollaran sus propios tests. Esta decisión ha tenido un impacto crucial en la vida de millones de mujeres.
El jurado, encabezado por Pedro Miguel Echenique, subrayó las “contribuciones pioneras” de King en la aplicación de la genética para estudiar y prevenir el cáncer, así como su labor en defensa de los derechos humanos.
La neurocientífica Erika Pastrana destacó que el descubrimiento de King marcó un antes y un después en la ciencia médica. Además de sus aportes en el ámbito del cáncer, King también ha trabajado en la identificación de desaparecidos, aplicando análisis de ADN mitocondrial para ayudar a las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina. Su trabajo ha permitido identificar a más de 135 niños robados durante la dictadura, demostrando que la ciencia puede ser una herramienta poderosa para la justicia social.
María Vallet-Regí, catedrática de química, elogió la trayectoria de King, subrayando su capacidad para realizar avances científicos en tiempos difíciles.
No solo ha salvado vidas mediante la identificación y prevención del cáncer, sino que también ha establecido métodos rigurosos que han influido en otros casos de derechos humanos y violaciones. Lluis Quintana-Murci, otro miembro del jurado, resumió la carrera de King como la de una gran científica, resaltando cómo sus descubrimientos han impulsado tanto la medicina como el entendimiento humanitario.
King continúa activa en la investigación, explorando temas como la esquizofrenia. Su legado no solo se limita a los avances médicos, sino que también refleja un compromiso profundo con los aspectos sociales de la ciencia. En palabras de Quintana-Murci, la labor de King ilustra cómo la ciencia puede ofrecer respuestas a preguntas fundamentales y promover relaciones humanas más justas, siendo un modelo de cómo el conocimiento puede beneficiar a la sociedad en su conjunto.