Muy buenos días, el 3 de marzo de 2024, se cumplieron 155 años de la apertura del Instituto Literario (y su escuela de Artes y Oficios anexa) y 63 de su elevación a Universidad Autónoma.
Para tal festejo he aquí esta placa del año 1925, en la que puede apreciarse el venerado edificio del otrora Hospital de San Juan de Dios, que fue desde 1869, la sede de la máxima casa de estudios del estado obsérvense la balaustrada que dividía de los diferentes tramos del jardín exterior. Felicidades a mi alma mater.
Disfrutemos de aquella apacible Pachuca de los años 40s, se trata de una vista de las calles de Matamoros, en la que puede observarse en primer plano la fotografía Bustamante (propiedad de una familia de extraordinarios artistas de la lente) enseguida puede apreciarse el edificio que alojó por mucho tiempo a las oficinas de la “Compañía de Luz y Fuerza de Centro” y en el primer piso las oficinas de la Cámara de Comercio de Pachuca, enseguida las instalaciones del despacho de boletos de la empresa “Turismos México Pachuca” (antecedente de la ADO) después la afamada cantina de Los Baños y la entrada al Hotel de este nombre, sigue el acceso al Casino Español y continua con otros negocios,. Por las sombras, puede determinarse que la placa se logró entre las 4 y 5 de la tarde. ¡Quien pudiera meterse en la placa y disfrutar de aquella ciudad!. Saludos
Extraordinaria fotografía del año de 1959 (hace 65 años) del jardín de los Niños Héroes (también llamado inexplicablemente Felipe Ángeles, pues no hay nada allí que aluda este personaje) al fondo puede verse el monumento a los «Niños Héroes» inaugurado el 13 de septiembre de 1957, antecedido del monumento al Profesor Amado Peredo afamado mentor de la segunda mitad del siglo XIX en Pachuca y en un primer termino puede verse la baranda que resguarda al reloj de sol ahí colocado. Magníficos recuerdos.
Comparto con ustedes la columna publicada el día de ayer en el diario El Sol de Hidalgo, que tengan un muy feliz 2017 y que gocen de plena salud y armonía en sus hogares.
La fotografía se ha convertido en una de las mas importantes fuentes para la historia de al menos los últimos 150 años, díganlo sino algunas de las fotografías que este año que terminó ilustraron esta columna semanal.
Plaza General Anaya en 1927, obsérvese entre la casa que ocupara muchos años la Fotografía Peñafiel y la Casa Rule, al majestuoso Reloj de Pachuca inaugurado 17 años antes, todo ello enmarcado por el automóvil Hudson modelo 1924 que apura el paso para llegar a la calle de Morelos.
En 1942 la Ciudad de Pachuca no se extendía mas allá del sanatorio de la Beneficencia Española, como puede verse en esta placa en la que se destacan al fondo los Jales de mercurio que se extendían desde los confines de la granja Santa Clara, hasta Venta Prieta, destacan en el panorama, el templo Metodista, los edificios de las Escuelas Politécnica y el Instituto, el Reloj en la Plaza Independencia y el todavía en pie teatro Bartolomé de Medina.
He aquí a la calle de Matamoros poco antes de iniciar los años veinte, sin el ajetreo de automóviles parece ser más ancha, aun tiene las mismas dimensiones de hoy, en la acera poniente, existieron hasta esos años diversos hoteles y mesones, debido a lo cual recibió ese nombre hasta finales del siglo antepasado, la parsimonia con la que atraviesan la calle el par de damas que se observan en primer término y el indispensable perro callejero, dan muestra de aquel Pachuca de nuestros mayores.
Bellísima placa en la que se muestra con todo señorío el edificio del Banco Nacional de México, de no ser por la antigua luminaria del alumbrado público que cuelga del poste erguido en la esquina del Coliseo -esquina de Leandro Valle e Hidalgo- podría decirse que la imagen fue captada ayer u hoy.
La comunicación entre Pachuca y Real del Monte, fue fundamental en el desarrollo de ésta comarca minera, de allí que la empresa norteamericana que explotó las minas de esta región, decidiera tender una línea angosta por la que desfiló largos años un ferrocarrilito que llegó a ser la delicia de chicos y grandes, pero sobre todo del exiguo turismo llegado a esta ciudad en aquellos años.
La calle de Doria en 1917, antigua calle del Comercio, obligado paso para los alumnos del Instituto quienes la integraron a su «caminito de gloria», aquí flanqueada por la farmacia el Fénix y la pulquería la gran Turca, todo celosamente vigilado por el policía que a media calle parece dirigir un tránsito inexistente.
Como todo real de minas, el de Pachuca cuenta también con ensortijados y empinados callejones que solo permiten el paso de peatones, como puede observarse en esta bocacalle que conduce al antiguo barrio del Topacio detrás de la Escuela Justo Sierra.