En 1995, la ONU reconoció a la población juvenil a través de su Programa de Acción Mundial para los Jóvenes (PAMJ), el cual define un marco normativo y enumera directrices para mejorar las condiciones de los jóvenes.
El Programa consta de consignas apuntadas principalmente a 10 áreas de acción, entre ellas educación, salud, desempleo y pobreza, abuso de drogas y medio ambiente.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 12 de agosto como «Día Internacional de la Juventud» con el fin de exhortar a la comunidad internacional y a los gobiernos del mundo a preocuparse y abocarse a la población juvenil de sus regiones.
Esta iniciativa global se centra en acciones tendientes a fortalecer la capacidad de los gobiernos de alentar y respaldar a sus jóvenes, aumentando sus oportunidades de participar de manera plena, efectiva y constructiva en la vida de la sociedad.
Los jóvenes del mundo están expuestos a múltiples problemas, ya sean estos laborales, educativos, de salubridad, higiene, etc.; así, generar espacios, jornadas e instancias para proponer múltiples soluciones a estos aspectos es algo que debería ocupar un lugar en la cúspide de la pirámide de las preocupaciones que baraje cualquier gobierno del mundo.
Para estas jornadas, se recomienda generarles a los jóvenes una conciencia al respecto no sólo de sus necesidades, conflictos y aspiraciones, sino también la de otros jóvenes de distintas regiones. Actos, actividades culturales, desarrollo de programas, son algunas de las recomendaciones catalogadas como efectivas y valiosas para el desarrollo saludable de la población juvenil.