Como bien sabemos Donald Trump está a punto de llegar nuevamente a asumir la presidencia de Estados Unidos de Norteamérica, y desde siempre ha demostrado su intención por invadir México, asimismo ha acusado a nuestro país de ser el responsable de que entre al país vecino tanta droga, así como de ser la puerta para que ingresen los migrantes a EEUU.
Dentro de sus principales propuestas esta regresar a todos los migrantes a su país de origen, pero al parecer tiene otras intenciones para con México, y es que al parecer pretende invadir el país declarando “terroristas a los grupos criminales (narcos) en México” de esa forma violentar la soberanía de nuestro país.
Hace solo unos días, el pasado 29 de diciembre para ser exactos el The New York Times (NYT) publicó un reportaje en el que exhiben la supuesta producción de fentanilo en una cocina de Culiacán, Sinaloa.
Por su puesto que dicho reportaje generó de inmediato una respuesta por parte del Gobierno de México y su titular, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien cuestionó la veracidad de dicho trabajo.
Pero la publicación del periódico estadounidense no sólo dio paso a una reacción por parte del Ejecutivo federal, ya que algunos de sus elementos, así como el desgastado prestigio del medio que en anteriores ocasiones ha sido señalado por su falta de rigor periodístico, originaron una serie de “memes”.
Otro aspecto que captó la atención del reportaje publicado por el NYT fue el hecho de que se centró en esa supuesta cocina ubicada en Culiacán, y no en verdaderos laboratorios utilizados para la producción de fentanilo, la propia fama del medio que se ha visto desacreditado en el pasado.
La presidenta Claudia Sheinbaum desmintió, en su conferencia de prensa, científicamente el reportaje del New York Times, en el que presuntamente se presenció la producción del fentanilo en Sinaloa, cuando la escasa protección que se presenta habría hecho que el cocinero cayera “fulminado”.
La teniente Juana Peñaloza, química analista de precursores en campo de la Secretaría de Marina, explicó que en el reportaje no se menciona el nombre de los precursores químicos a usar, la protección del cocinero sólo es con una bandana de tela y cubre bocas de tres capas. Además, se presenta un hombre manipulando presuntamente fentanilo, sin protección alguna, pero en exposición directa a la presunta sustancia, y sólo usa guantes cuando pinta de azul la sustancia, color característico de los comprimidos. Sin embargo, se justifica que existe una resistencia al químico.
El también ex titular de la Cofepris destacó que “cuando una persona se expone a un opioide sintético potente por inhalación o por contacto en las mucosas, incluso en una cantidad tan pequeña como cuatro o cinco pequeños granitos de sal, puede producir un grado de toxicidad que comprometa la vida”.