
Una vez alcanzada la elección válida, se pregunta al cardenal electo si acepta su elección canónica como Sumo Pontífice: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?. Ante la respuesta afirmativa, se le pregunta: ¿Quo nomine vis vocari? (¿Qué nombre deseas tomar?).
Después de su aceptación, las papeletas se queman, y el humo blanco anuncia al mundo la elección de un nuevo Papa.
El nuevo Pontífice se retirará a la llamada «Sala de las Lágrimas» para revestirse por primera vez con los ornamentos papales.
Tras un momento de oración y el homenaje de los cardenales, se entonará él Te Deum, marcando el final del Cónclave.
Posteriormente, se anunciará el tradicional Habemus Papam y el nuevo Papa aparecerá en el balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir su primera bendición Urbi et Orbi.