Por: Luis Antonio Santillán Varela
Pachuca, Hgo. — En el centro del país, el estado de Hidalgo resguarda una riqueza musical que refleja la diversidad cultural de sus regiones. Heredera de raíces indígenas, mestizas y mineras, la música hidalguense se manifiesta como una expresión auténtica de la identidad y el sentir de sus comunidades, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia.
Uno de los géneros más representativos del estado es el huapango huasteco, característico de la zona norte de Hidalgo, donde pueblos como Huejutla y Atlapexco lo celebran como parte de su vida cotidiana. Este estilo, interpretado tradicionalmente por tríos con violín, jarana y guitarra huapanguera, combina el canto, la improvisación poética y el zapateado, en una manifestación que trasciende lo musical para convertirse en rito social.
“El huapango es más que música, es una forma de comunicación”, comenta Pedro Canales, músico tradicional de la región huasteca.
Desde hace décadas, Canales ha dedicado su vida a enseñar este género a niños y jóvenes, asegurando su transmisión generacional.
Pero la música en Hidalgo no se limita a las tradiciones rurales. En ciudades como Pachuca o Mineral del Monte, se pueden encontrar ecos de la herencia británica dejada por los antiguos mineros. La presencia inglesa en el siglo XIX trajo consigo bandas de viento que, con el paso del tiempo, se transformaron en agrupaciones populares que aún hoy amenizan ferias, procesiones y festividades patronales.
Además del ámbito tradicional, la escena musical contemporánea hidalguense está en constante movimiento. Diversos colectivos culturales han comenzado a experimentar con fusiones que integran elementos autóctonos con géneros actuales como el rap, la música electrónica y el rock alternativo. Agrupaciones como Son de Barro o Tribal del Mezquital han desarrollado propuestas que mezclan lo ancestral con lo urbano, abordando temáticas sociales actuales desde una óptica musical.
Por otro lado, figuras históricas originarias de la región han dado notoriedad a Hidalgo en el panorama musical nacional e internacional. Tenemos el caso de Aniceto Ortega del Villar, gran músico tulancinguense fundador del Conservatorio Nacional de Música; Abundio Martínez, notable compositor nacido en Huichapan y muchos otros ejemplos en diversos géneros musicales asociados con la vida cultural de Hidalgo.
El impulso institucional también ha sido clave, destacando la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, quién forma músicos profesionales. Existen también otras instituciones que promueven año con año festivales, concursos y talleres para fortalecer las tradiciones musicales locales. Entre estos eventos destaca el Festival del Huapango Hidalguense, celebrado en la Huasteca, donde se dan cita tríos, versadores y bailadores de distintas comunidades.
Así, los sonidos de Hidalgo —desde los huapangos y las bandas hasta música académica— siguen evolucionando, entrelazando lo ancestral con lo contemporáneo. En cada acorde, el estado reafirma su identidad y abre nuevos caminos para que su legado musical perdure, se transforme y siga emocionando a futuras generaciones.