Griselda Álvarez fue una escritora, política y poeta que desafió a su tiempo y se convirtió en la primera mujer en gobernar un estado de la República Mexicana.
La trayectoria de Griselda estuvo marcada por una serie de logros importantes y consecutivos. Fue directora general de Acción Social de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y luego del Museo Nacional de Arte, también trabajó como dictaminadora del Fondo de Cultura Económica.
No obstante, su carrera política inició formalmente en 1976, en ese año se convirtió en Senadora del estado de Jalisco, después de dicho cargo, Griselda dio un salto que marcó la historia de México. Contra las expectativas de su tiempo, en 1979 Griselda se postuló para las elecciones de gobernador de Colima.
Una vez finalizado el proceso de las votaciones, los colimenses conmocionaron al resto del país y quizá del mundo. Con 50, 000 votos de ventaja frente a su principal rival –Gabriel Salgado Aguilar– obtuvo el cargo, convirtiéndose así, en la primera mujer que alcanzó la gubernatura en uno de los estados mexicanos.
Sin embargo, ese nombramiento solo fue el principio, durante su mandato, se dedicó a impulsar y a fortalecer la educación pública en su región.
Además, trabajó arduamente para que las mujeres comenzaran a superarse, con este fin, creó el Centro de Atención a la Mujer, A. C. y la Alianza de Mujeres de México.
A pesar de lo demandante que resultaba su vida y lucha política, Griselda nunca abandonó las letras. Gracias a esto, cultivó una importante producción literaria tanto narrativa como poética.
Cabe señalar que, debido a sus méritos, esta incansable gobernadora obtuvo diversas distinciones. Entre ellas tenemos la medalla al mérito Benito Juárez (1993), medalla Belisario Domínguez (1996), la distinción de “Mujer del Año” por la Asociación de Damas Publicistas de México en 1981, etcétera.
Finalmente, Griselda Álvarez falleció el 26 de marzo del 2009 en la Ciudad de México. No obstante, dejó un legado digno de ser reivindicado y que nos recuerda a que, como dijo Griselda en su toma de posesión: “vivamos un tiempo nuevo de plena igualdad con los hombres; sin privilegios que no requerimos, pero sin desventajas que no merecemos”.