Los dos científicos estadounidenses descubrieron los microARN, una nueva clase de diminutas moléculas de ARN que desempeñan un papel crucial en la regulación de los genes.
Su revolucionario descubrimiento en el pequeño gusano C. elegans reveló un principio completamente nuevo de regulación genética, que resultó ser esencial para los organismos pluricelulares, incluido el ser humano.
Durante décadas, la comunidad científica prestó poca atención a este descubrimiento. Según la Fundación Nobel, se pensaba que este mecanismo era una peculiaridad de un gusano, algo probablemente irrelevante para los humanos y otros animales más complejos.
El trabajo de Victor Ambros y Gary Ruvkun ayudó a explicar cómo funcionan nuestros genes dentro del cuerpo humano y cómo eso da lugar al desarrollo de los distintos tejidos en nuestro organismo.