Por: Luis Antonio Santillán Varela
Es interesante hablar de uno de los más grandes genios de la música de todos los tiempos; no solo como compositor, sino también como el poeta y dramaturgo reformador del teatro. Su temperamento, sus ideas y su genialidad fueron puestas en acción arquitectónicamente. Nadie ha tenido un espíritu más metódico y ordenado que este anarquista, cuyos contemporáneos veían paradójicamente como un destructor.
Las reformas que Wagner deseó aportar al arte son tan radicales que sería bueno comenzar por analizar el terreno antes que cruzar los fundamentos de la construcción.
Antes que compositor; Wagner fue un gran pensador e intelectual revolucionario, quién trabajaría toda su vida retomando sus propias ideas; éstas, se van coordinando y unificando hasta crear un sistema creativo coherente de muy alto nivel estético. Sus aportes teóricos y musicales son invaluables, ya que cada uno de sus escritos y tratados, indican un sentido constantemente evolutivo, el cual comienza desde “el arte y la revolución” y “la obra de arte del futuro” realizadas en 1849; hasta los escritos del fin de su vida, pasando por “Ópera y drama” (1851), “Un mensaje a mis amigos” (1851), “La música del futuro” (1860) y “Arte y política alemanes” (1865); entre otras.
Del mismo modo; sus obras musicales se realizaron por etapas, desde “El holandés errante” hasta la tetralogía y “Parsifal”. En su “Estudio del drama wagneriano”; Houston Stewart Chamberlain, a clasificado las obras de Wagner en tres grupos: el primero desde “El holandés errante” hasta Rienzi; el segundo, después de Rienzi hasta Lohengrin y, finalmente el tercero, que abarca todo lo que se escribió después de Lohengrin.
En una carta que Wagner escribe a Franz Liszt en 1848; se ponen de manifiesto sus ideales artísticos, al mencionar que un instinto inconsciente le había hecho desear producir un arte sin precedentes; argumentando que para él, la ópera como representación teatral, es el arte susceptible de dar al hombre la mejor imagen de la humanidad. A partir de esto, Wagner decide hacer puestas en escena, para las cuales escribe los libretos, compone la música y dirige también la orquesta; para de este modo, lograr un arte total sin precedentes en la historia de la música, que hasta ahora no ha podido ser igualado.
Es muy difícil encontrar hoy en día a un genio creador de obras musicales; pero casi imposible, si además éste fuese un tratadista teórico, poeta y dramaturgo. La figura de Wagner es repudiada por muchos, debido a sus ideales políticos que lo relacionan directamente con la Alemania Nazi y a su postura filosófica que simpatiza con el ideal del “superhombre” planteado por Friedrich Nietzsche.
Más allá de los cánones ideológicos y políticos, aprendamos a ver y a escuchar al gran genio del arte, quién dejó un legado invaluable para la humanidad con su obra.