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“LAS INVENCIONES CAYERON COMO BOLA DE NIEVE”
OPINIÓN DE: MARÍA GIL
PACHUCA, HGO., 13 DE JUNIO DE 2025
La Suprema Corte de Justicia marca un hito histórico al ordenar la liberación absoluta de Juana Hilda González Lomelí, quien fue acusada injustamente hace veinte años del secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace, hijo de la influyente empresaria y activista Isabel Miranda de Wallace, fallecida recientemente. Esta resolución del máximo tribunal expone uno de los casos más emblemáticos de corrupción judicial en México, al evidenciar que el llamado “caso Wallace” fue fabricado a partir de tortura y pruebas falsas.
La sentencia, elaborada por el ministro Alfredo Gutiérrez, representa posiblemente el último gran acto de la actual Suprema Corte, que será sustituida en septiembre por una nueva conformación, tras la elección de ministros mediante voto popular. A pesar de intensas presiones por parte de la Fiscalía General de la República, que intentó frenar la votación y transferir el caso a la nueva Corte –mayoritariamente afín al oficialismo–, los ministros decidieron aprobar el proyecto de Gutiérrez.
Juana Hilda paso dos décadas en prisión, cumpliendo una sentencia de casi ochenta años. El núcleo del fallo sostiene que las confesiones en las que supuestamente aceptó su participación fueron obtenidas mediante tortura, lo que invalida todas las pruebas derivadas de esas declaraciones. Esta conclusión implica que Juana Hilda, junto a otros coacusados como Brenda Quevedo, fue víctima de un montaje orquestado por Isabel Miranda, con la complicidad de funcionarios de diversos niveles de la entonces Procuraduría y del ámbito político. La muerte reciente de Miranda se dio en circunstancias poco claras.