El emirato de Dubái dio a conocer el inicio del ambicioso proyecto Hassyan, que
será la planta desalinizadora más grande del mundo impulsada totalmente por
energía solar, con capacidad para convertir agua de mar en potable para más de
dos millones de personas al día.
El complejo, ubicado en la costa sur del Golfo Pérsico, forma parte del plan
“Dubai Clean Energy Strategy 2050”, cuyo objetivo es que el 100% de la energía
del emirato provenga de fuentes renovables para mediados de siglo.
Según la Autoridad de Agua y Electricidad de Dubái (DEWA), la planta tendrá
una capacidad de producción inicial de 820 mil metros cúbicos diarios, y será
ampliada gradualmente hasta alcanzar el doble en 2030. El proyecto utiliza la
tecnología “Reverse Osmosis Solar-Powered”, que permite desalinizar el agua
con un consumo mínimo de energía y sin generar emisiones de carbono.
El director ejecutivo de DEWA, Saeed Mohammed Al Tayer, destacó que el
proyecto Hassyan representa “un paso histórico hacia la seguridad hídrica
sostenible y la neutralidad climática”.
Además, el emirato busca posicionarse como líder en innovación verde en
Medio Oriente, una región tradicionalmente dependiente del petróleo. “Dubái
quiere demostrar que el futuro no está en los combustibles fósiles, sino en la
tecnología”, añadió Al Tayer.

Organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energía
Renovable (IRENA) han elogiado la iniciativa, destacando que podría servir de
modelo para países con escasez de agua y alta radiación solar.
El proyecto también incluye zonas de reforestación costera y una reserva
natural marina para compensar el impacto ambiental del proceso de
desalinización.
En un mundo donde cada gota cuenta, Dubái ha decidido que su oro líquido no
salga de un pozo, sino del mar… con la factura pagada por el sol.

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