Este jueves 17 de abril de 2025, cuando la iglesia católica y cristiana conmemore el Jueves Santo se cumplirán los 40 días del tiempo de la Cuaresma, el cual dio inicio el pasado 5 de marzo con la celebración del miércoles de ceniza.
Cabe mencionar que la cuaresma llega a su fin cuando da inicio a la celebración del Triduo Pascual, que inicia con la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo por la tarde., ya que la gente tiene la errónea idea de que termina en el Domingo de Ramos y esto no es así.
En este momento sucede el paso a los tres días más importantes de la liturgia católica y cristiana con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
¿Qué significa la palabra Cuaresma?
Cuaresma proviene del latín “Quadragésima”, que significa 40 y representa los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto de Judea en Israel, antes de su ministerio público. En este tiempo Jesús ayuno y entro en profunda oración para prepararse espiritualmente para todo lo que tendría que vivir.
Mateo 4:1-25 NTV
“Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que allí lo tentara el diablo. Durante cuarenta días y cuarenta noches ayunó y después tuvo mucha hambre. En ese tiempo, el diablo se le acercó y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús le dijo: —¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”.
Sin embargo, el numero 40 no solo tiene que ver con la vida de Jesús, sino que también está ligado a la cantidad de años que paso vagando el pueblo de Israel en el desierto en busca de la Tierra Prometida, un periodo de prueba y transformación para el llamado pueblo de Dios.
“Y se encendió la ira del Señor contra Israel, y los hizo vagar en el desierto por cuarenta años, hasta que fue acabada toda la generación de los que habían hecho mal ante los ojos del Señor”. Números 32:13
La última Cena y su importancia
El término “Última Cena” se refiere a la comida final que Jesús compartió con sus discípulos antes de su juicio y muerte en la cruz. La Biblia nos dice que esta comida también fue una cena de Pascua. Dios ordenó que todos los años los judíos conmemoren el milagro de la Pascua cuando perdonó la vida de sus primogénitos y los liberó de la esclavitud en Egipto. Justo antes del éxodo, Dios había advertido a los israelitas que sacrificaran un cordero y pintaran los marcos de las puertas de sus casas con su sangre para que “pasara” por encima de su casa, evitándoles así la plaga de matar al primogénito (Éxodo 12).
Cada año, los judíos celebran este evento con una cena de Pascua y el Festival de Panes sin Levadura de siete días. Jesús entró a Jerusalén para celebrar este festival y dijo a sus discípulos: “Entonces les dijo: He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer”.
Los judíos entendieron que esta comida representaba cuándo y cómo Dios los había redimido de la esclavitud y los había llevado a la libertad, pero Jesús estaba ansioso por agregar un nuevo significado a esta comida. Antes de la cena, Jesús se humilló a sí mismo como un respetado rabino (maestro) al desempeñar el papel del sirviente y lavar los pies de los discípulos. Después, Él dijo: “Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.”
Más tarde, durante la comida, “Jesús tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció a sus discípulos diciéndoles: Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.” Con estas palabras Jesús sello el “Pacto” prometido por Dios a su pueblo: “Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados”
El evangelio de San Pablo lo explica así:
“Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.” (1 Corintios 11:26).
La comunión nos recuerda que la sangre de Jesús es lo que trae perdón por nuestros pecados. Su Última Cena en la noche de la Pascua es una ilustración física de cuándo y cómo Dios hizo posible que no solo el pueblo judío, sino todas las personas sean redimidas y liberadas.
Créditos: Gabriela Castro