Por Luis Antonio Santillán | Abril, 2025
El 5 de abril de 1803, Ludwig van Beethoven sorprendía al mundo con una obra singular y poco conocida: “Cristo en el Monte de los Olivos” (Christus am Ölberge, Op. 85), un oratorio dramático que refleja no solo el tormento de Jesús en Getsemaní, sino también los conflictos internos del propio compositor. El oratorio fue estrenado en el Teatro de Viena, como parte de un grandioso concierto que también incluía el estreno de la Segunda Sinfonía y el Tercer Concierto para Piano; sin embargo, la figura de Jesús en su momento más humano captó la atención del público vienés de manera inesperada.
Padre mío, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero no sea como yo quiero, sino como sea tu voluntad.
“Cristo en el Monte de los Olivos”, se concentra en un instante crucial: la noche anterior a la crucifixión. Jesús, representado por un tenor, se encuentra solo, abatido por el miedo, pero finalmente resuelto a aceptar su destino. Un ángel (soprano) desciende a consolarlo, y un coro de soldados y discípulos aporta el contexto dramático. Beethoven no se basó en un texto bíblico literal. El libreto, escrito por Franz Huber, adapta el episodio evangélico con libertad poética, en una clara intención de subrayar el aspecto emocional y existencial del momento, más que su dogma religioso.
Mi alma está turbada
La obra destaca por su intensidad expresiva. La partitura, alterna entre la oscuridad del dolor y la luminosidad de la redención. En el aria “Meine Seele ist erschüttert” (“Mi alma está turbada”), el Jesús de Beethoven revela una angustia casi operística, cercana a los grandes héroes trágicos. El ángel, con su voz clara y celestial, ofrece un contraste de consuelo y promesa. El coro final, en un canto de victoria espiritual, anuncia que, aunque el sufrimiento es inevitable, la fe y el amor triunfan sobre el miedo.
El huerto de Getsemaní
El Huerto de Getsemaní, ha sido una fuente de inspiración profunda y constante en la música, especialmente en la música sacra. Representa uno de los momentos más íntimos y dramáticos de la Pasión: el instante en que Jesús, completamente solo, enfrenta su miedo, su humanidad y su misión. Jesús en Getsemaní es besado por Judas; esta era la señal previamente pactada, para que los soldados al llegar al huerto pudieran reconocerle de entre sus discípulos y así arrestarle. Cabe mencionar que Beethoven fue tocado profundamente por este hermoso pasaje bíblico, el cual representa una alta dimensión humana y filosófica.