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Hablemos del cuidado de las personas adultas mayores Proceso para encontrar una residencia para personas adultas mayores.

Karin Salazar Castillo
Vamos a continuar con el tema de encontrar la mejor residencia para la persona adulta mayor. Hemos dicho que es un proceso difícil en el que se encuentran muchas emociones, por un lado el sentimiento de culpa relacionado a la idea de que se está abandonando a un ser querido y que la persona va a sentir resentimiento hacia la familia. Por otro lado, el saber que estará en lugar donde recibirá los cuidados que la familia no puede brindarle debido a sus ocupaciones o falta de conocimientos. 

Este proceso se vuelve un poco más fácil se tenemos en cuenta 4 importantes pasos:

I. ENTENDER LA SITUACIÓN. Es una fase de diagnóstico que debe considerar: Las condiciones y necesidades de la persona adulta mayor; condiciones económicas de la persona o familia que va a pagar la residencia; condiciones de admisión de las residencias geriátricas y comprobar que la residencia tenga las habilitaciones correspondientes con las necesidades de la persona mayor.

II. BÚSQUEDA DE LA RESIDENCIA. Es mejor involucrar a la persona y hablar con ella de manera sincera y explicarle que la familia se preocupa por su salud y bienestar, por lo que buscan el mejor lugar en donde puedan darle la atención que se merece y que ellos –por trabajo o falta de conocimientos y preparación- no le pueden brindar. Las personas mayores que requieren de cuidados profesionales específicos estarán mejor atendidos en una institución profesional que en el hogar. 

Aunque la búsqueda haya comenzado en siempre en internet, es importante visitar el lugar y buscar recomendaciones de especialistas u otros familiares.

III. PREPARAR LA TRANSICIÓN. Algunas personas mayores no quieren mudarse a una residencia es porque saben que van a morir allí y eso les lleva a enfrentarse con el hecho de que están en la fase final de su vida. Otras personas no se sientan capaces de cambiar la relación más cercana que tenían con su familia y la ansiedad que les provoca el tener que empezar a relacionarse con personas nuevas; También, el perder la independencia que da el vivir en la propia casa y tener que seguir las reglas de una institución es algo que puede resultarles frustrante. Por eso, es importante que la persona adulta mayor sepa que, aunque ya no resida en el hogar familiar, sigue siendo un miembro importante y querido de la familia: que la visitará y pasará un tiempo con ella, que la llevará a lugares que quiera ir y seguirá siendo responsable de su salud y cuidados. 

La familia debe consultar en la residencia acerca de aquellos elementos personales que no son provistos y que deben llevarse (pañales, artículos de aseo, etc.) y debe distribuirse las responsabilidades para que esto no recaiga en una sola persona.

IV. PROCESO DE ADAPTACIÓN. Este proceso se divide en cuatro pasos:

I. PREINGRESO. Se da cuando la persona mayor y su familia tienen el primer contacto con el personal de la residencia para ayudarle a .transitar este cambio de la mejor manera posible y obtener los datos adecuados para planificar correctamente el ingreso. Puede hacerse más fácil este momento si lal futura persona residente conoce el lugar y está conforme con las condiciones del mismo.

II. INGRESO. Genera mucha ansiedad ya que la persona mayor residente está viviendo una gran transformación en su vida, no conoce al personal del lugar ni las demás personas con las que va a convivir. Es fundamental durante el primer día, el acompañamiento familiar y del profesional con quien se contactaron en el preingreso, para lograr una buena adaptación y minimizar la resistencia al cambio.

III. ADAPTACIÓN. Generalmente, se da en los primeros 90 días. Este es el tiempo que le lleva a la persona conocer a los demás residentes –con quienes ya habrá establecido vínculos- y al personal de la institución. Conocerá y se adaptará a las rutinas, a las reglas del lugar y habrá comenzado a realizar sus primeras actividades. En la misma medida, los profesionales de la institución conocen en profundidad a su nuevo residente. 

IV. INTEGRACIÓN. Es el producto de un buen proceso de adaptación. En esta etapa, el residente considera a la residencia como su segundo hogar y crea nuevos vínculos sociales y afectivos con los demás residentes, así como con los profesionales que lo cuidan.

A diferencia de lo que suele creerse, la instalación de un adulto mayor en una residencia suele fortalecer el vínculo familiar y ayudar a que la persona goce de una mejor calidad de vida y de bienestar en sus últimos años. No obstante, llevar el cuidado en el domicilio o en una institución pública o privada, es una decisión derivada de un profundo análisis de las necesidades que se presenten en cada caso.

Correo para comentarios y sugerencias: [email protected]

Referencias:

4 pasos esenciales en el proceso de elegir una Residencia Geriátrica


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