Opinión: de Clara Zamayoa
Este 30 de abril, México celebra el Día del Niño y la Niña, una fecha dedicada a reconocer la importancia de la infancia y promover sus
derechos. Sin embargo, detrás de los juegos, los dulces y las actividades escolares, persiste una realidad que no puede ignorarse: miles de niños y niñas viven en condiciones de vulnerabilidad que afectan gravemente su bienestar y desarrollo.
La pobreza, la violencia, el trabajo infantil, el abandono, la migración forzada y la falta de acceso a servicios básicos como salud y educación son solo algunas de las problemáticas que enfrentan diariamente muchos menores en el país. De acuerdo con datos del INEGI y UNICEF, cerca de la mitad de los niños mexicanos viven en situación de pobreza, y un número preocupante enfrenta algún tipo de violencia en su entorno familiar o comunitario.
«Es un día para reflexionar, no solo para celebrar», comenta Alejandra Torres, trabajadora social en una casa hogar del estado de Oaxaca.
«Mientras haya niñas y niños sin acceso a alimentos, sin protección, sin educación, no podemos hablar de una infancia plena.»
Organizaciones civiles y autoridades locales realizaron diversas actividades para conmemorar el día, pero también aprovecharon para visibilizar la necesidad de fortalecer políticas públicas dirigidas a la infancia vulnerable. «No podemos permitir que esta fecha se reduzca a un acto simbólico», afirmó un representante de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM). «Es necesario un compromiso real y sostenido para garantizar que todos los niños y niñas vivan con dignidad.»
En distintas regiones del país, iniciativas comunitarias ofrecieron juguetes, alimentos y atención médica gratuita, especialmente en comunidades indígenas y zonas marginadas. Aunque estos gestos alivian momentáneamente la difícil situación de muchos menores, expertos coinciden en que la solución requiere esfuerzos estructurales y de largo plazo.
Este Día del Niño y la Niña no debe ser solo una celebración, sino también un llamado urgente a la acción. Porque todos los niños merecen no solo sonreír un día, sino vivir una infancia feliz, segura y llena de oportunidades todos los días del año.