Colaboración: Virgilio Guzmán Valdez
Hoy pondré en mi columna ¡FUERA MÁSCARAS! un cuento del libro “Rincones sombríos de mi tierra”, libro que dedique al mejor y más celebre presidente de nuestra historia contemporánea, obviamente me refiero a Andrés Manuel López Obrador obra que no le logré entregar durante el periodo sexenal ya que por falta de recursos económicos no pude publicar y porque en Hidalgo aún carecemos de una política editorial que en forma justa, creíble y confiable con un jurado honorable, conocedor que acuerde publicaciones a través de concurso obras de investigadores, ensayistas y escritores de varios géneros nacidos y radicados en nuestro estado.
Publicaciones que podrían ser ediciones económicas para lograr amplios tirajes para un programa de lectura y difusión “a lo largo y ancho del estado”
ya no publicaciones selectivas y a modo del gobierno sino para publicaciones a través de la Sría de Cultura.
Es lamentable que aún prevalece la visión conservadora que aun sobrevive del PRIÍSMO en el actual gobierno y no le ponga el mínimo interés por difundir las obras de los jóvenes escritores o que las hagan para unos cuantos.
Es muy deseable que tuviéramos un programa editorial y de lectura que diera cantidades muy importantes de libros para todas las bibliotecas del estado, comunidades, salas de lectura, para todos los municipios etc.
Está ocasión vamos a presentar el siguiente cuento del libro “Rincones sombríos de la tierra” antes citado, quiero decir que este estilo es cuento rimado y también traslado el lenguaje original que aún todavía se usa en algunas regiones o zonas un poco aisladas de las metrópolis urbanas.
E L N A H U A L.
Dicen que la Juana la chica garbosa, -chiquilla, traviesa,-
antes tan alegre, ´Hora está embrujada
desde aquella noche que se fue a la fiesta
y vio de regreso, entre la llanada,
al nahual maldito, de figura rara.
-Yo quero mi Juana, que ´hora que vesites
a tu tía la Paula,
que te lleve al cura y aluego te saque
todos los demonios que tienes en la´alma.-
-Yo no quero yirme con la vieja tía,
pos que al fin y al cabo na´remediaría;
yo quero tan solo que te´tés sosiego,
me djes en calma
que yo nunca he visto al nahual, que dicen
que a ustedes espanta.-
-Es que yo lo he visto salir, por las noches
de la luna llena
allí, por la cerca, y envuelto dialtiro
como en una sábana.-
-¡Ay! No es cierto eso, tata.-
Como en una sábana.-
-Pero yo te juro
que otra vez que salga
en su cuerpo mesmo
me meto una bala.-
pausa larga
Y esa misma noche, el padre de Juana
Cogió su escopeta, -fina retrocarga-
Y se fue a la troje; en la claraboya
Colocó impaciente la asesina arma.
La noche era ténue . . .
La luna era clara . . .
De pronto, en la cerca,
La figura rara,
se mete, se esconde
entre la cebada.
Sin más ya pensarlo, se persigna y luego
Tiende su escopeta, apunta, dispara.
Un grito muy largo, un ¡ay! Muy profundo
De esa sombra densa, intenso se escapa;
Y caen de momento, luego se levanta,
Vuelve a caer, gime. . . El sale a sus encuentro
Llevando su lámpara.
Pausa larga
Estaba tendida, lívida, sangrando,
la figura aquella que como fantasma
salía por las noches y se aparecía
envuelta en sus sábanas.
-Ay Tata, mi Tata . . .Ya´staras tranquilo,
ya nada me salva.
Yo era el nahual mesmo
de l´alma endiablada
que ansí por las noches yo salía vestido
pa´ver a Tomás, que´s el me ama,
y tú habías jurado matarlo, matarlo,
el día que lo vieras que se me acercara.
Ansí me vestía, porque al verme ansina
todos se espantaban y corrían l´alarma.
Per´hora . . .¡Perdona,
Ya nada me salva,
dites en el clavo . . .
¡Bien haya . . .bien haya!
Solo . . . dí a Toño, que lo quise mucho
y lo que esperábamos a que un día llegara,
ya murió conmigo, en mi cuerpo mesmo
en mi propia alma.