Efemérides

Rufino Tamayo

Un 24 de junio de 1991 muere el pintor mexicano Rufino Tamayo en la ciudad de México.
Creador de la técnica llamada mixografía. Es autor, entre otros, del mural «Nacimiento de nuestra nacionalidad», ubicado en el Palacio de Bellas Artes.
Fue una figura capital en el panorama de la pintura mexicana del siglo XX, Rufino Tamayo fue uno de los primeros artistas latinoamericanos que, junto con los representantes del conocido «grupo de los tres» (Rivera, Siqueiros y Orozco), alcanzó un relieve y una difusión auténticamente internacionales. Como ellos, participó en el importante movimiento muralista que floreció en el período comprendido entre las dos guerras mundiales. Sus obras, sin embargo, por su voluntad creadora y sus características, tienen una dimensión distinta y se distinguen claramente de las del mencionado grupo y sus epígonos.

Leandro Valle

El 23 DE junio de 1861 es fusilado el general liberal Leandro Valle, quien participó en la revolución de Ayutla y en la Guerra de reforma.

Es fusilado Leandro Valle, general liberal mexicano, niño héroe sobreviviente de la heroica defensa del Castillo de Chapultepec.

Colabora con Benito Juárez, toma parte en la Guerra de Reforma y se destaca en las batallas de Guadalajara, Silao y San Miguel Calpulalpan. Es capturado y fusilado por el general conservador Leonardo Márquez. Tiene 28 años al morir.

Sus restos se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres.

Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada “El Nigromante”

Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada nació en San Miguel el Grande, Guanajuato, el 22 de junio de 1818. Falleció en la Ciudad de México el 15 de junio de 1879. Fue un escritor, poeta, periodista, abogado, político e ideólogo liberal mexicano, y es considerado uno de los artífices más importantes del Estado laico mexicano. Fue conocido por su seudónimo periodístico, “El Nigromante.

Ignacio Ramírez estudió la carrera de Jurisprudencia en la Universidad Pontificia de México. Su tesis No hay Dios; los seres de la Naturaleza se sostienen por sí mismos, se basó en principios de las ciencias naturales: la materia es indestructible, es eterna, por tanto, no hay un ente creador.

En el año de 1845 fundó con Guillermo Prieto el periódico “Don Simplicio”, ahí fue donde comenzó a firmar sus textos como “El Nigromante”.

Sus colaboraciones se distinguieron por ser encendidos artículos y agudos versos satíricos en donde hacía una desmesurada censura a los actos del gobierno conservador, abogando por la reforma del país en lo económico, religioso y político. En consecuencia, el periódico fue suprimido y Ramírez, encarcelado.

Fundó otro periódico, “Themis y Deucalión”, donde publicó su artículo “A los indios”. Como el título indica, defendía a los indígenas y pugnaba por su libertad, a rebelarse contra la explotación a que eran sometidos. Este artículo lo llevó a juicio, pero resultó absuelto gracias a otros de sus reportajes, en “El Demócrata”, donde abogaba por su causa. En 1857, junto a Alfredo Bablot, fundó “El Clamor Progresista”, órgano de apoyo para la candidatura presidencial de Miguel Lerdo de Tejada.

Como mexicano, es un gran ejemplo: entregó su vida por completo a la Patria cuando las luchas intestinas entre liberales y conservadores la llevaron a una cruenta guerra civil, lo cual también dio paso al establecimiento de gobiernos de corte nacionalista como el de Gómez Farías y el del propio Juárez.

Ignacio Ramírez participó en la elaboración de las Leyes de Reforma, y es considerado uno de los liberales más puros. Al ser derrotados los conservadores, el presidente Benito Juárez lo nombró ministro de Justicia, negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública: desempeñó el cargo del 21 de enero al 9 de mayo de 1861. Durante su gestión creó la Biblioteca Nacional y se unificó la educación primaria en el Distrito Federal y los territorios federales.

También fue magistrado de la Suprema Corte de Justicia, tras nombramiento por parte del Congreso de la Unión, cargo que ejerció durante doce años. De ese puesto se separó cuando Porfirio Díaz, después de la batalla de Tecoac, lo llamó para hacerlo ministro de Justicia e Instrucción Pública, puesto que desempeñó pocos meses y por dos ocasiones, la primera del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 1876, y la segunda del 17 de febrero al 23 de mayo de 1877.

Fernando Savater

Fernando Savater, Nacido en San Sebastián, fue profesor de filosofía en diversas universidades. En el otoño de 1973 no se le renovó un contrato en Madrid, siendo interpretado como una represalia política por lo que hubo huelgas y protestas estudiantiles.

Tras haber caído el régimen franquista pasó a impartir la asignatura de Ética en la Universidad del País Vasco. Su labor de divulgación y de crítica cultural lo convirtió en un referente para toda una generación en España, que convirtió en superventas títulos suyos como Ética para Amador (1991) o El contenido de la felicidad (1986).
Fernando Savater considera la filosofía como una actividad de crítica permanente, de expresión de la subjetividad e incluso de provocación, lo que traslada en sus obras mediante un estilo audaz y expresivo que, a menudo, utiliza el matiz, la ironía y la paradoja como estructuras de razonamiento. Por otra parte, su estilo ha adquirido un molde literario a través de un proceso gradual de acercamiento a la narrativa en el que se pueden detectar varias etapas.
En 1976 publicó el ensayo La infancia recuperada, en sus páginas se defienden la necesidad de la ficción novelada y la pasión de contar frente a la sofisticación de la narrativa comprometida con la experimentación lingüística y estructural. En su crítica literaria, Savater retoma y propone con entusiasmo la narración fantástica, la historia de los contenidos éticos y heroicos a través del análisis de autores y personajes como Julio Verne, Sherlock Holmes, Guillermo Brown, Jack London o H. P. Lovecraft.

Una etapa posterior de su profundización a lo largo de los itinerarios narrativos se corresponde con Criaturas del aire (1979), en la que una serie de personajes de la historia o de la literatura, como Tarzán, la Bella durmiente, Drácula, Juliano el Apóstata, Mijaíl Bakunin o el mismo Savater, monologan sobre sus vidas, el destino, la violencia, el amor o la muerte, y confirman, desmienten y narran situaciones de su existencia.
En 1981 escribe su primera novela, Caronte aguarda, narración policíaca que mezcla una trama personal con una conspiración política, y que constituye una meditación sobre las formas del mal, el delito y la venganza. A esta le siguieron El diario de Job (1983) y El dialecto de la vida (1985).

También ha escrito obras de teatro, entre las que destacan Juliano en Eleusis (1981), Vente a Sinapia (1983) y Guerrero en casa (1992).