La icónica boy band de los años 90, Backstreet Boys, sigue demostrando su vigencia en la industria musical. Su residencia en el espectacular Sphere de Las Vegas no solo ha conquistado a miles de fans de distintas generaciones, sino que también se ha convertido en una de las más lucrativas del momento, al generar 4 millones de dólares por cada concierto.
El fenómeno que representan Nick Carter, Howie Dorough, AJ McLean, Brian Littrell y Kevin Richardson continúa marcando historia. A más de 30 años de su debut, los Backstreet Boys siguen siendo un imán de multitudes, capaces de llenar el recinto futurista, considerado la joya tecnológica del entretenimiento en Estados Unidos.
El éxito de esta residencia ha sorprendido incluso a expertos de la industria, ya que coloca a la agrupación al nivel de artistas de talla global como U2 y Adele, quienes también se han presentado en el Sphere. Cada show de los Backstreet Boys combina sus grandes éxitos, desde “I Want It That Way” hasta “Everybody (Backstreet’s Back)”, con un despliegue audiovisual que aprovecha al máximo la pantalla envolvente de 360 grados y los efectos inmersivos del recinto.
Más allá de la nostalgia, la residencia de los Backstreet Boys ha logrado conectar con nuevas audiencias, incluyendo a jóvenes que descubrieron sus canciones gracias a plataformas digitales y redes sociales.
El resultado ha sido una fusión de generaciones que corean los mismos himnos pop en una atmósfera de energía y emoción.
El impacto económico también es notable. Los ingresos de 4 millones de dólares por concierto no solo fortalecen a la agrupación, sino que también consolidan a Las Vegas como la capital mundial del espectáculo, atrayendo turismo internacional y generando empleos en el sector del entretenimiento.
Con esta residencia, los Backstreet Boys confirman que no son solo un recuerdo de la música pop de los 90, sino una marca global que se reinventa y sigue triunfando en la actualidad. Su permanencia en el Sphere se perfila como una de las más exitosas de la década.

